Pintó

Por Pablo Wittner.

En febrero la imagen de Ciudad Cultural Konex se renovó a partir de la intervención de la fachada a cargo de Elian Chali, un artista argentino cuyas obras están presentes en ciudades alrededor de todo el mundo: Londres, Montreal, Querétaro, Moscú, Gdynia, Lima, Nueva York y Atlanta, entre otras.

¿Por qué elegiste las calles de las ciudades, sus paredes y sus persianas como lienzo para tu arte?
No fue una elección consciente, en un principio. La ciudad me fue envolviendo y luego se tornó una posición frente al arte. Se definió como mi campo de batalla cuando entendí que para comprender y construir mi visión del mundo tenía que habitar el espacio público la mayor cantidad de tiempo posible.

¿Y qué buscás transformar dentro del espacio público?
Pienso que ese sueño heroico de que los artistas pueden transformar espacios ha quedado medio anticuado o infantil. No quisiera creer que tengo la capacidad para hacerlo con un poco de maquillaje nada más, pero sí confío y tengo la certeza de que el espacio público permite entablar discusiones y problematizar cuestiones sociales en las cuales el arte tiene mucho que hacer. La acción en sí no es transformadora, si no la hiperconexión de todos los factores: calle, artista, contexto, espectador, transeúnte.

¿Y qué ventajas tiene para el artista?
La posibilidad de mantenerse en paralelo a las instituciones. Como sostengo hace rato, la ciudad es un espacio institucionalizado, pero que no comparte ¬al menos por ahora¬ las estructuras de la escena artística o los espacios institucionales. Como segunda ventaja, y no menor, aparece la posibilidad de trabajar siempre en entornos
drásticamente diferentes, en los cuales todos los factores se convierten en dispositivos artísticos y uno puede intercambiarlos y elaborar a partir de esas mezclas. La riqueza de un obrar heterogéneo.

Imposible aburrirse…
Si yo me cerrara a trabajar en un espacio específico sin duda asfixiaría a mi obra. Pienso que cuantos más contextos habite, más voy a nutrir mi visión e intención de obra. Creo que la arquitectura ética del artista se construye en un lugar muy especial que hay que saber cuidar. La supermoral de los circuitos artísticos no me influye porque respondo a lo que yo creo. Este camino mantiene mi compostura ideológica y el sendero iluminado.

Una vez que tenés claro cuál va a ser el espacio a intervenir, ¿qué tenés en cuenta para elegir la obra?
Distintos factores son clave para mí a la hora de crear en la calle: arquitectura y soporte, contexto sociocultural, clima, barrio, luz, tráfico, población, geografía… básicamente todos los aspectos que constituyen una urbe. Luego, la intervención generada con mi lenguaje se ofrece en disposición de todos estos elementos.

En una de tus experiencias, en Moscú, como no paró de llover durante un mes terminaste pintando bajo la lluvia. ¿A qué otros desafíos tuviste que adaptarte?
Como ése he tenido varios. Sin dudas el factor climático es de los más pesados. Extremo calor, extremo frío, poca luz natural, etc. Pienso que esto enriquece también a la labor, y sin dudas influye. Sólo hay que saber capitalizarlo para transformarlo en obra. Otra gran cuestión es el contexto social. No es lo mismo pintar en un barrio de clase alta en Alemania que pintar en una favela carioca. En esta disparidad de situaciones oscilan múltiples posibilidades que,
sin dudas, también enriquecen a la obra.

¿Qué sabías del Konex?
Siempre le tuve respeto por ser un espacio cultural enorme. Dentro de las instituciones argentinas tiene un prestigio y respeto que no se puede obviar. La fachada era un buen desafío a nivel técnico, pero sobretodo una gran responsabilidad. Luego de mucho tiempo de gestión logramos hacerlo realidad y quedo super.

¿Qué pintaste y cómo llegaste a esa decisión?
Lo primero que tuve en cuenta es que había que cambiarle drásticamente el clima que tenía: muchísima información, colores apagados, la fachada estaba muy desconectada en sí, así que el primer paso fue el blanco unificador. Luego, la composición tuvo como premisa ocupar áreas que excedan cada plano, es decir, no respetar el orden del portón, puertas o molduras, sino tomar estas texturas como un todo y unificarlas a través del color. Por otro lado, los elementos elegidos son más bien orgánicos: esto permite romper con la rigidez de la arquitectura y generar un efecto óptico sutil en el que se desdibuja la estructura.

¿Cómo influyó el contexto en este caso: tanto el barrio como la arquitectura propia del Konex?
Estuvo bien bueno. Al frente hay una residencia/ hostel, pasan infinidades de colectivos, es una zona muy movida. Sin dudas había que destacar el Konex en la cuadra, y qué mejor forma que haciendo un foco de color. Si observamos desde la esquina, el contraste es muy notorio, como merece un espacio de manifestaciones artísticas.

¿Y cómo resultó el proceso?
Muy bien, salvo por el calor. Fue bastante intenso y la humedad muy pesada. El resto, 10 puntos. El muro tiene excelente iluminación de noche y de día brilla muchísimo. Pienso que es una obra que va a perdurar, y el día que llegue el recambio se va a notar su ausencia. EK